jueves, 28 de agosto de 2025

"La base atómica", de Halldór Laxness.

  Segunda novela que leo del Premio Nobel de literatura de 1955, el islandés Halldór Laxness; la primera fue La campana de Islandia, que ya reseñé en este blog. Creo que lo puse en aquella entrada: Laxness es un autor olvidado que merece ser releído. Me recuerda mucho, y no creo que sea exclusivamente por cuestiones geográficas, a Knut Hamsun. Ambos ambientan sus novelas en países nórdicos, claro, Laxness en Islandia y Hamsun en Noruega, pero, más importante que eso, ambos filosofan sobre la naturaleza humana, tanto en un plano individual como de las sociedades que genera. En Hamsun quizá es más evidente, hasta el punto de que sus personajes parecen sacados de cualquier libro del Antiguo Testamento, en el sentido de que son arquetipos humanos como los de las historias patriarcales. Los personajes de Laxness también están muy estereotipados, casi hasta el arquetipo. Eso convierte a estos autores en escritores nacionales, casi como Cervantes, Shakespeare, Goethe, Molière o Dante. Es cierto que el noruego cayó en desgracia por su apoyo a los nazis, pero supongo que, con el paso de los decenios, sus nacionales irán entendiendo que fueron temas más personales (experiencias negativas de su vida en Estados Unidos) y de ideas generales (las del supuesto mundo germánico frente al mundo anglosajón) de los años treinta del pasado siglo. El islandés pasó por varias fiebres juveniles políticas y crisis religiosas, pero luego emergió como un escritor maduro capaz de interpretar la sociedad que le tocó vivir.
 Antes de pasar a reseñar brevemente el argumento y los temas de La base atómica tengo que hacer una pequeña referencia a la traducción. La edición de Cátedra que he leído está prologada y traducida por Aitor Yraola, quien, parece ser, es un erudito en cultura y literatura islandesa; tanto que vivió en el país nórdico durante muchos años. No pongo esto en duda, ¡faltaría más! Pero sí critico negativamente su opción por traducir nombres propios famosos en otras lenguas a una pronunciación española sin que haya norma alguna que lo sancione. Así, por ejemplo, a Chopin lo llama "Sopen", así como suena; a Schubert, "Subert"; o a Lord Byron "Lord Bairon". El tal Yraola será docto en la lengua y la cultura islandesas, pero eso no lo eleva a estar por encima de las normas que la Real Academia de la Lengua y la Asociación de Academias de la Lengua Española. Si no se respetan las normas en la traducción todo será un caos, no valen eruditos ni doctos catedráticos.
 La base atómica tiene unas coordenadas espaciotemporales muy claras: la Islandia de los años cuarenta, cuando es ocupada pacíficamente primero por británicos y luego por estadounidenses. Cuando la Segunda Guerra Mundial termina, los americanos pretenden quedarse indefinidamente, de modo que al gobierno islandés de entonces le toca negociar (habría que decir más bien, ceder al chantaje) y acabar entregando un terreno para la instalación de una base militar en la isla a cambio de la desocupación. Ese es un tema en toda la novela, la "venta del país", como parece que buena parte de la población islandesa lo percibió. Otro tema es la recuperación de los restos mortales (poco más que huesos, obviamente) de un poeta nacional del siglo XVI que estaban en Dinamarca. Laxness lo trata irónicamente, haciendo que esos huesos acaben en la isla en dos cajas, una que pone "arcilla danesa" y otra, "sardinas portuguesas". Aparte de esos dos temas, otro que también aparecía en La campana de Islandia es la diferencia entre el sur urbano y más civilizado, Reikiavik concretamente, y el norte rural y primitivo. Aquí, Laxness toma claro partido por el norte, pues presenta a sus habitantes como seres atemporales, desligados de los vaivenes políticos y sociales de turno; los reikiavikenses, por contrario, con toda su supuesta superioridad cultural, son meros peleles que bailan al son de la música política coyuntural. Un cuarto tema sería la maduración personal de la protagonista, Ugla ("búho" en islandés, por lo visto, insulto para mujeres viejas y feas), que pasa de ser una joven manipulable e ignorante a ser una mujer independiente y decidida.
 El ínclito Yraola divide la estructura de la novela en tres partes en función de la geografía donde se desarrolla: en Reikiavik primero, cuando llega Ugla del norte para servir en la casa del diputado Búi Árland, encontrándose con una sociedad dividida en capitalistas y comunistas; en el norte de Islandia, la segunda parte, a donde Ugla retorna para dar a luz y criar a su hija Gudrun, aclara sus ideas y madura como persona; y de vuelta a Reikiavik, cuando todo ha cambiado, siendo la joven la persona madura y resuelta, y los demás los empequeñecidos. Aquí, el estudioso acierta, siendo esto el sucinto argumento de La base atómica.
Halldór Laxness. Imagen tomada de la web www.islit.is
 La novela está extraordinariamente bien pergeñada. Sin conocer el país insular más que por la literatura y cine que he leído y visionado en los últimos años, se puede apreciar que el análisis social y cultural de Islandia es extraordinariamente acertado, aunque los personajes, como decía antes, son arquetípicos, de manera que podrían ser trasladados a cualquier otra localización espacial y temporal. Es, pues, una novela que habla del ser humano en general, tanto a nivel de individuo como de sociedad. Leeré más de este olvidado Premio Nobel.

martes, 26 de agosto de 2025

"Los oscuros años luz", de Brian Aldiss.

  Hay novelas que, según uno las va leyendo, va pensando: "¡qué mal está aprovechando el autor la idea original!" Porque, y eso me ha pasado con Los oscuros años luz, se encuentra uno con excelentes ideas, argumentos a priori interesantísimos y temas igualmente sugestivos, pero, sin embargo, el escritor no parece sacarles rédito, convirtiéndose al final en una novela tediosa. Cuando leí la sinopsis de la contraportada de esta  novela, conociendo la excepcional calidad que tenía Aldiss para pergeñar mundos paralelos, pensé que Los oscuros años luz podía estar a la altura de Heliconia, una excelente trilogía que ya reseñé en este blog; pero no, desgraciadamente no. El autor no acaba de sacar el máximo partido a un tema tan interesante (en el ámbito de la ciencia ficción, pero también en el filosófico, aunque sea una filosofía "de andar por casa") a las relaciones humanos-alienígenas, enfocando desde ambos extremos la relación, especialmente cuando la especie alienígena es, a todas luces, mucho más evolucionada e inteligente que la humana. No, Los oscuros años luz se pierde en describir relaciones entre los investigadores humanos, ya sea de índole laboral o familiar y personal.
 Desde el punto de vista estructural, la novela está dividida en catorce capítulos, siendo el primero y el último del presente narrativo, mientras que el resto es una analepsis. Incluso con estos saltos en el tiempo, el regusto que deja la novela es un tanto amargo.
 El argumento se explicita en el primer capítulo como una relación entre unos seres alienígenas a los que despreciativamente llaman "hombres-rinoceronte" pues tienen el aspecto poco grácil de este animal terrestre, si no fuera por su seis extremidades locomotoras y sus dos cabezas. Pero para gran indignación y repulsa de los científicos, los alienígenas centran su cultura en restregarse en sus propios excrementos, algo que, lógicamente, para los prejuiciosos "exobiólogos" no puede ser sino síntoma de que son animales inferiores, incapaces de emitir el más mínimo juicio racional. Que los tratan como cerdos, vamos. Así, esos investigadores se dedican poco más que a cazar a esos alienígenas y diseccionarlos, cuando no practicarles una brutal vivisección para comprobar su resistencia al dolor. Todo eso lo confronta Aldiss de forma magistral con los pensamientos de los alienígenas, mucho más elaborados y refinados que los de los humanos. Aquéllos no entienden cómo éstos pueden practicar tales iniquidades con ellos; las víctimas se apiadan de sus verdugos, de las brutalidades que cometen con ellos. Y todo porque los científicos humanos no entienden la relación cultural que esos extraterrestres tienen con sus propios excrementos. Es por ello por lo que en la contraportada se cita una frase contenida en la novela, muy humana, que es la de "la civilización es la distancia que el hombre pone entre sí mismo y sus excrementos". Esa frase, muy victoriana, en efecto, supone el mayor prejuicio que impide ver en al otro una cultura distinta, ni mejor ni peor, tan solo distinta. Se me ocurre que algo semejante debió ocurrir cuando los exploradores europeos del siglo XIX se topaban con tribus centroafricanas que tenían (y tienen hoy, al menos los no occidentalizados) la costumbre de untar su piel y pelo con una mezcla de arcilla rojiza (ocre) con grasa animal. A pesar de la evidente protección que tal mejunje les proporcionaba tanto del sol como de los insectos hematófagos, los europeos sólo vieron cómo unos salvajes en taparrabos se ensuciaban de pies a cabeza con un potingue repugnante. (Curioso, por cierto, que decenios después se pusiera de moda en toda Europa untarse con lodos en famosos balnearios...). En fin, el tema principal en Los oscuros años luz es el choque cultural entre especies de distintos planetas. Pero hay otros temas...
 Y esos otros temas, quizá muy interesantes para otros, en mi humilde opinión arruinan la novela. Porque la mayor parte de la misma se dedica a describir las relaciones entre los científicos humanos: envidias profesionales, celos en la pareja, dificultades en las relaciones paterno-filiales... En fin, temas tal vez atractivos, pero que para mí, en una novela de ciencia ficción , están de más.

sábado, 23 de agosto de 2025

"El ceremonial. Antología de relatos de Folk Horror". Parte tercera: "El corazón del bosque".

  La tercera parte de los relatos de Folk Horror contenidos en El ceremonial tienen que ver con bosques y, en general, la naturaleza indómita, recurrente ambientación para narraciones de terror. Y es que el ser humano no ha perdido totalmente el instinto de animal que se sabe presa además de depredador. El bosque, especialmente de noche, se nos antoja como un medio hostil lleno de criaturas amenazantes capaces de poner en peligro nuestra existencia. Son innumerables los relatos y leyendas terroríficas que presentan al bosque como un lugar peligroso; en nuestras latitudes y longitudes los aquelarres, por ejemplo, siempre se celebraban en el medio natural, ya fueran grutas o impenetrables forestas. 
 La editorial Valdemar ha seleccionado relatos de M. R. James, Saki, Mark Samuels y Algernon Blackwood, este último en dos ocasiones.
 Luces antiguas es el primer texto de esta parte, de Algernon Blackwood. Un agrimensor va a reconocer un bosque cuyo propietario quiere talar. Pero es un bosque encantado que lucha por su vida, rechaza, hostiga y acaba expulsando al anonadado agrimensor.
 A continuación le toca el turno a otro británico, M. R. James, con su Los mojones de una propiedad vecina. Montague Rhodes James fue un anticuario y medievalista más que escritor, aunque su forma de "ganarse la vida" fuera la de profesor en la prestigiosa y elitista universidad de Eton. Digo esto porque esa condición de medievalista y anticuario marcan sus relatos inconfundiblemente. Este relato está ambientado en bosque con fantasma, el de una difunta propietaria que, en vida, actuó con gran malicia y perversidad.
 Los sauces también es de Algernon Blackwood, un cuento ambientado en el Danubio, por el que los protagonistas navegan en una piragua. Llegan a un islote fluvial poblado por raquíticos sauces que no pasan de la categoría de arbustos. De forma precaria, los dos excursionistas pasan unas noches en ese islote, protegidos del omnipresente viento y del nivel creciente del agua por una mísera tienda de campaña. A medida que el tiempo pasa, el islote va menguando. Las alucinaciones se alternan entre los dos personajes, que creen ver luminiscencias amenazantes sobre los sauces. Acaban por concluir que el río o los sauces o una fuerza de la naturaleza quiere sacrificarlos. Todo acabará cuando el cadáver de un campesino aparezca en el islote fluvial. Este es, sin duda, la mejor narración de esta parte del volumen.
 El relato de Saki es La música de la colina, que presenta la ironía característica de Hector Hugh Munro, nombre de pila del autor. Una pareja londinense se muda al campo. Se encuentran con que los locales todavía adoran al primitivo dios griego Pan, hasta el punto de hacer pequeñas ofrendas de fruta. Ella, escéptica, retira una de esas ofrendas y, en consecuencia, el dios Pan se venga utilizando a una de sus criaturas, un ciervo.
 Por último está el relato de Mark Samuels, el único contemporáneo de los presentados, titulado Una infestación elemental. Aquí un bosque de tejos impide que se construya una carretera a su través. En ese bosque se encontró un cuerpo momificado con dos mil años de antigüedad. Un funcionario municipal, un tal Havelock, encargado de investigar la demora en la construcción de esa carretera, será sacrificado para evitar la destrucción de los tejos.
 En fin, cuatro relatos de calidad desigual (mucho mejores los de Blackwood y Saki) que ilustran ese miedo cerval que el hombre tiene a lo desconocido, al bosque, a sus criaturas, a su incapacidad para luchar contra ellos...

viernes, 22 de agosto de 2025

"Real Talk", by Grant Snider (www.incidentalcomics.com)

 

Images taken from the website www.incidentalcomics.com

"Historia de una demencia colectiva", de Friedrich Reck-Malleczewen

  El escritor alemán Friedrich Reck-Malleczewen (1884-1945) probablemente no hubiera pasado a la historia de la literatura si no hubiera sido por su oposición al nazismo y su asesinato (aunque fuera por enfermedad) en el campo de exterminio de Dachau. Su obra más conocida fue Diario de un desesperado, que, como su nombre indica, es un diario sobre las atrocidades que tuvo que ver y sufrir de manos de los nazis. Pero que nadie se confunda, Reck-Malleczewen era un hombre profundamente conservador, de una manera que no existe hoy en día (creo); es decir, alguien que consideraba la evolución y el progreso como el gran enemigo de la humanidad, que aprueba la separación por clases sociales impermeables y las diferentes calidades de vida en función de aquéllas. En esta obra que reseño hay abundantes muestras de un pensamiento un tanto arcaizante, que consideraba, por ejemplo, que el Renacimiento fue un atraso, pues impidió la vivencia normal del "hombre gótico", o que la separación Iglesia Estado provocó más defectos que mejoras a nivel político-social. Incluso, según sus biógrafos, la razón última por la que fuera encarcelado en Dachau fue una crítica a la situación económica del país, cuya alta inflación estaba mermando sus ingresos por derechos de autor. En fin, una afirmación como esa, en plena demolición de Europa, con millones de cadáveres recientes (1945) parece, cuando menos, insensible. Todo ello, ya digo, según sus biógrafos.
 En fin, tampoco se trata de juzgar los textos en función de la vida o pensamiento del autor, pues se pueden encontrar libros francamente útiles aunque se discrepe frontalmente de sus argumentos. 
Friedrich Reck-Malleczewen. Imagen tomada del sitio www.vamaaskanthaun.nl
 Por otro lado, desde el punto de vista de la forma, Historia de una demencia colectiva está a medio camino entre la narrativa y el ensayo, pues aunque aparentemente se trata de un relato histórico, el autor no evita hacer todo tipo de juicios personales sobre la situación que describe, anticipándose y proyectándose en el tiempo en que ocurren los hechos. Los hechos que se narran ocurrieron entre 1534 y 1535, en la ciudad de Münster, en el actual estado alemán de Renania del Norte-Westfalia, entonces perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico. Fue la llamada "Rebelión anabaptista de Münster". Se relata, como digo, con la frialdad de un historiador, casi de un notario, pero de cuando en cuando se hacen juicios de valor y se compara con otros hechos históricos. 
 Sucintamente, lo que ocurrió fue que un grupo de fanáticos iluminados procedente en su mayoría de los actuales Países Bajos instauraron lo que ellos llamaron el "Reino de la Nueva Jerusalén" (que no fue, como se verá, sino un régimen de terror) en esa pequeña ciudad alemana. Estos fanáticos, sastres y campesinos la mayoría, acusaban a la "prostituta babilónica" (la Iglesia católica) como a los "desviados luteranos" de haber pervertido la fe cristiana. Ellos querían volver a una visión veterotestamentaria de la fe, haciendo más hincapié, pues, en el Pentateuco que en el Evangelio. Rechazaban el bautismo de infantes (de ahí, claro, el término anabaptista), así como fomentaban la poligamia (poliginia, en concreto) aduciendo que era la organización social de los patriarcas, y promovían la estricta pobreza material. Lo malo fue, claro, que lo impusieron por la fuerza, a sangre y fuego, asesinando a quien no quería participar de su visión religiosa.
 En apenas unos meses, la organización social de Münster queda subvertida, convirtiéndose esos fanáticos neerlandeses en lo líderes de la sufriente comunidad. Muchos huyen de la ciudad, pero otros son asesinados previa tortura para escarnio del resto, con lo que una buena parte de los vecinos también se convierte a la barbarie anabaptista. La pobreza material consiste en la confiscación por la fuerza de cualquier objeto de valor hasta llegar a la penuria extrema, supuesta forma de pureza que facilita el acceso a la Vida Eterna, pero esa penuria no la sufrirán los líderes anabaptistas, claro, ellos se quedarán con buena parte de lo confiscado. La poligamia obligatoria, presunta organización familiar de las épocas patriarcales, consiste en la explotación de la mujer, que es vista como una mera productora de nuevos "soldados de Dios"; las familias establecidas se rompen forzosamente, entregando la mujer a otro hombre y dejando a los hijos sin madre de facto.
 Por supuesto, la organización económica de la población queda deshecha en poco tiempo, con lo que rápidamente empiezan a escasear los alimentos de primera necesidad. De ahí a la hambruna sólo es cuestión de pocos meses. El hambre lleva a la emaciación generalizada de la población y a que ésta caiga en el canibalismo. La depravación moral ya es total. Las autoridades religiosas, militares y políticas (a menudo formando un totum revolutum) del resto del Sacro Imperio deciden intervenir, sitiando la ciudad con un numeroso ejército. En otros pocos meses más, la situación de Münster es insostenible; las tropas católicas y luteranas entran en la ciudad.
 Y entonces se produce la masacre, en este caso por parte de católicos y protestantes, que masacran la ya debilitada población anabaptistas, incluyendo mujeres y niños. Los tres cabecillas de la revolución anabaptistas son juzgados bajo tortura más con afán de alimentar el morbo de saber qué pasó en la ciudad durante esos casi dos años que por esclarecer la verdad. Serán finalmente ejecutados y sus cadáveres expuestos en jaulas que colgarán de la Iglesia de San Lamberto. Esas jaulas, ya sin restos humanos, claro, todavía cuelgan de la torre de la iglesia.
Jaulas colgando en la Iglesia de San Lamberto, Münster. Imagen tomada del sitio www.verdusseldorf.com
 En fin, como se ve, es la historia de una barbarie medieval (en el sentido figurado de brutal y anacrónico, porque es ya la Era Moderna) en la que seres humanos se masacran los unos a los otros por una mera interpretación distinta de la religión. Ha ocurrido decenas de veces, desgraciadamente. El autor, decía antes, refiere otras épocas históricas con semejante derramamiento de sangre, sobre todo con la Revolución francesa y la rusa. Leyéndolo en tiempos más recientes es fácil hacer el paralelismo entre el fanatismo anabaptista y el nacionalsocialista, de hecho, muchos críticos han creído ver en el texto de Reck-Malleczewen una denuncia de la brutalidad nazi, de cómo unos pocos iluminados son capaces (mediante la violencia, pero también  por la persuasión) de pervertir a miles o millones de individuos para cometer las bajezas más viles en nombre de la religión o de la raza, el motivo da igual.
 Quizá esa sea la reflexión más interesante y sobre todo la más útil tras leer Historia de una demencia colectiva: lo fácil que la masa adopta mensajes brutales que llevan a la guerra y a la violencia extrema. Recordemos: el individuo piensa, la masa obedece. Y esto, que ya ha pasado en numerosas ocasiones, puede volver a pasar en cualquier momento.

domingo, 17 de agosto de 2025

"Un día de placer", de Isaac Bashevis Singer.

  Por pudor no contaré en detalle cómo conseguí este libro. Sólo mencionaré una casa rural en Cepeda, Salamanca, y una colección de libros poco menos que abandonados. Que el lector ate  cabos... Lo cierto es que creo haber dado una segunda vida a un volumen que estaba a pocos meses de desaparecer atacado por insectos, humedad, desidia y abandono. Y, además, comprobé que esta novela de Singer debió tener una tirada muy pequeña, de modo que me hubiera sido difícil conseguirla  por otro camino. Sí, es cierto que en una biblioteca pública de la ciudad en la que habito hay una copia, aunque se encuentra dentro de la literatura juvenil, ahora explicaré por qué.
 Es, como se puede ver en las imágenes, una edición de la difunta Bruguera, otrora exitosa editorial catalana especializada en literatura infantil y juvenil. No tengo claro, la verdad, que el autor hubiera querido que esta novela suya fuera clasificada así, toda vez que Singer fue muy prolífico en los cuentos infantiles, que sí tenían las características propias. No, Un día de placer no es propiamente literatura juvenil, aunque sí autobiográfica y de esos periodos, infantil y juvenil del autor. Tal vez por eso, porque estaba pensando en sí mismo y en su familia cuando lo escribió, o tal vez porque, efectivamente, quisiera que se considerara literatura juvenil, el autor omite toda referencia a asuntos escabrosos, especialmente relacionado con el sexo y las prácticas sexuales de los protagonistas. Porque, es bien sabido y un servidor lo ha referido abundantemente en este humilde blog, Isaac Bashevis Singer no tenía el más mínimo recato en mostrar las aventuras sexuales de sus personajes, sin llegar a detalles genitales, por supuesto, pero sí los encuentros entre unos y otros. Quede claro que Singer es un escritor excepcional, capaz de llegar a un excelso equilibrio entre la narración de la historia en cuestión y la descripción psicológica de sus personajes, pero hay que admitir que el éxito de público que le acompañó (teniendo en cuenta que buena parte de sus textos los publicó en la revista neoyorquina Forverts por entregas) tuvo que ver mucho con el morbo de esas descripciones de aventuras sexuales. Efectivamente, aquí no hay nada de eso, además, este pequeño volumen abarca desde la primera infancia del autor hasta sus veinte años, más o menos, cuando ya trataba de escribir profesionalmente. Es, pues, una novela de aprendizaje, una bildungsroman que dicen los alemanes, con lo que los destinatarios sí pueden ser preferentemente jóvenes.
 La calidad de Un día de placer es francamente baja, si se tiene presente el egregio nivel literario de este autor; los personajes no están tan bien delineados como en él es habitual, el argumento carece de giros, las tribulaciones de los protagonistas no están tan bien desarrolladas... Fue publicada por primera vez en 1963, cuando Singer ya era célebre, tal vez por exigencia editorial. En todo caso, las novelas de este tipo son tan recomendables que creo que no dejaría de leer ninguna, aunque fuera un borrador inconcluso.

viernes, 15 de agosto de 2025

"El ceremonial. Antología de relatos de Folk Horror", Parte segunda: "Mitos y monstruos"

  Segunda parte del volumen de la editorial Valdemar dedicado a los relatos de Folk Horror, es decir, cuentos basados en creencias y tradiciones populares, principalmente en países anglosajones (al menos, sus autores son anglosajones). Ahora toca el turno a mitos y monstruos, como el dios Pan o las gorgonas. Siguen siendo autores muy reconocidos y leídos como Clark Ashton Smith, Arthur Machen o John Buchan.
 El primer relato es El vigilante del umbral, de John Buchan, ambientado en las Tierras Altas escocesas donde un tipo va a visitar a sus primos. Su prima le pidió que acudiera porque su marido está enfermo. Se encontrará con lo que parece un enfermo mental, alguien que cree que el diablo lo hostiga. Al final sí hay presencia maligna.
 A continuación está La bestia de Averoigne, de Clark Ashton Smith, un escritor especializado en relatos de terror ambientados en el mar, ya sea con malignas criaturas oceánicas o con la temible calma chicha. En esta ocasión se trata de un hombre-lobo que mata tanto animales como humanos en esa ficticia comarca francesa. Se descubrirá que la criatura no es otra que el abad del monasterio local.
 El gran dios Pan, de Arthur Machen, es el mejor texto de esta parte del volumen. Estructurada en ocho capítulos que versan sobre individuos que quedan dementes, mueren extrañamente o se suicidan. Todos ellos han contemplado al dios griego Pan.
 El cuerno del horror, de E. F. Benson, narra una aventura en los Alpes con criaturas peludas semejantes al Yeti.
 La cabeza de la gorgona, de Gertrude Stein, es, por el contrario, el relato más flojo. Previsible como su título, sus personajes se enfrentan a la cabeza cortada de la gorgona, que los convierte en piedra.
 Por último están los relatos del autor greco-irlandés Lafcadio Hearn: Jikininki, Riki-Baka y Yuki-Onna. Son narraciones tan exóticas como la corta vida del escritor, protagonizadas por criaturas mitológicas japonesas que devoran cadáveres humanos o que matan con la mirada.
 De nuevo, son relatos imaginativos (unos más que otros) que aprovechan el tirón del miedo humano a lo desconocido, quizá proveniente del instinto de supervivencia animal que nos mantiene alentando.

domingo, 10 de agosto de 2025

"Ladran" ("Kläeffer"), de Johann Wolfgang von Goethe.

 Cabalgamos en todas direcciones
En pos de alegrías y negocios;
Pero siempre ladran detrás
Y ladran con todas sus fuerzas.
Quisieran los gozques del establo
Acompañarnos todo el tiempo,
Pero el ruidoso sonido de sus ladridos
Sólo demuestra que cabalgamos.


Wir reiten in die Kreutz und Quer
Nach Freuden und Geschäften
Doch immer kläfft es hinterher
Und bellt aus allen Kräften.
So will der Spitz aus unserm Stall
Uns immerfort begleiten,
Und seines Bellens lauter Schall
Beweist nur, dass wir reiten.


 O, como reza el dicho popular (descabalando el origen, pero manteniendo el sentido): "Ladran, Sancho, señal que cabalgamos".

miércoles, 6 de agosto de 2025

"¿Adónde vas, manzanita?", de Leo Perutz.

  Tercera novela de Leo Perutz que leo, otra gran novela, ambientada como es frecuente en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial, con la desintegración del Imperio Austrohúngaro, patria de Perutz y de otros grandes escritores (Zweig, Roth, Lernet-Holenia y otros). En este caso, sin embargo, no hace hincapié en ese sentimiento de extrañamiento, alienación o derrota por la desaparición de un Estado que, con todos sus defectos, les proporcionó una estabilidad vital y cultural, sino en la guerra en sí misma y la brutalidad de la Revolución rusa. Sí es destacable que, aunque la prosa de Perutz sigue siendo de gran calidad, hay cambios notables en cuanto a la rapidez de la misma (por mayor o menor adjetivación, por la presencia o no de frases subordinadas, por la preeminencia de diálogos frente a la descripción...), siendo ¿Adónde vas, manzanita? una novela de ritmo más rápida que la de De noche, bajo el puente de piedra. Quizás sea necesario este tempo más apresurado para transmitir una sensación de precariedad y desintegración que difunde la novela que recensiono. Sí he encontrado reminiscencias de la prosa kafkiana, especialmente cuando el protagonista, Georg Vittorin, cae en las garras del comunismo incipiente pero ya brutal en la Revolución rusa y las contiendas entre la Rusia blanca y lo que sería el esbozo de la entonces futura Unión Soviética. Esas situaciones angustiosas, absurdas, repetitivas y deshumanizadas que definirían lo que se ha llamado "kafkiano" se encuentran a raudales en la novela.
 El argumento de ¿Adónde vas, manzanita? es, brevemente, el siguiente: cuatro excombatientes austrohúngaros, prisioneros de un campo de concentración ruso vuelven en tren a Viena. Recordando las brutalidades y penurias del encarcelamiento resuelven regresar a Rusia, buscar a un oficial ruso responsable de esas crueldades, Mijail Seljukov, y ajustar cuentas con él (no se llega a explicitar en ningún momento pero se intuye que quieren asesinarlo). Tras el paso de varias semanas en Viena, sin embargo y aunque la situación del país es caótica, todos han conseguido reengancharse a la vida civil con mayor o menor éxito, sólo uno de ellos, George Vittorin, sigue pensando firmemente en volver a Moscú para cobrarse esa venganza. Para ello, Vittorin habrá de pasar mil dificultades, empezando por la consecución de pasaporte y dinero suficiente para las primeras semanas. En esas situaciones, por cierto, se explica el título, que deriva de una cancioncilla popular, al parecer, rusa, que un funcionario le espeta al protagonista; el fragmento es: "¿Adónde vas, manzanita? Vas a caer en el agua... ¿A Moscú? ¿Se ha escapado usted de los lobos y quiere volver al bosque?", con lo que, evidentemente, se manifiesta la incomprensión de volver al lugar más peligroso de Europa en aquel año 1919. Pero lo cierto es que llega a Moscú, para, como era previsible, caer en la violencia sin fin del "terror rojo", siendo recluido en una checa y torturado. Como en aquel año estaba en plena explosión la Guerra Civil rusa, Vittorin es rescatado por militares de la Rusia blanca y liberado, pero lejos de retornar a su país, siguiendo con la búsqueda de Seljukov, intenta ingresar en el Ejército rojo pensando encontrarlo allí. Sin embargo, continuando con las desgracias, resulta que el regimiento donde estaba el oficial Seljukov se había pasado en bloque al enemigo, con lo que el propio Vittorin es de nuevo considerado traidor al comunismo. Es entonces cuando Perutz describe con precisa calidad la sinrazón de la opresión comunista (purgas sin sentido, asesinatos por error, brutalidad sistematizada...) con esos rasgos kafkianos de los que antes hablaba. Tras mil y una penalidades, enfermo y derrotado, consigue desertar del Ejército rojo. Pero sigue sin desistir de su obsesión por buscar a Seljukov para ajustar cuentas. Así, comienza un periplo por toda Europa, preguntando a rusos exiliados para tratar de encontrar al antiguo oficial. Llegará a Estambul, después a Roma, Milán, Marsella, Tolón, Barcelona y París. En París, gracias a la abundante colonia de expatriados rusos consigue la dirección segura de Seljukov, que no era otra que Viena. Sí, después de dos años luchando en la Revolución rusa, encarcelado, malviviendo enfermo, recorriendo Europa, trabajando en todo tipo de oficios mal pagados, conviviendo con criminales de la peor ralea... resulta que Seljukov estaba en la misma Viena, sólo tenía que haberlo buscado en su misma ciudad. De modo que se encamina a su ciudad natal para encontrarse con el oficial ruso y acabar con su vida. ¿Cómo termina la novela? Con el encuentro entre Vittorin y Seljukov, claro, pero de un modo sorprendente, pues resulta que Mijail Seljukov no es el cruel torturador que fue, sino un puro mendigo que construye juguetes de hojalata que vende por las calles para poder sobrevivir. Su anterior altanería y desprecio por la vida ajena se ha trocado en una modestia y naturalidad que desactiva cualquier voluntad homicida de Vittorin. Éste llega incluso a comprarle los juguetes que fabrica.
 En fin, es una novela que narra fielmente las barbaridades que tuvieron que sufrir varias generaciones de centroeuropeos en esa barbaridad que se llamó "Primera Guerra Mundial" y todas las falsas paces que siempre siguen a las guerras, entre las cuales estuvo la Guerra Civil rusa, que provocó la muerte de más de diez millones de seres humanos entre combates, represiones, purgas, hambre o enfermedades. 
 También es una novela sobre la estupidez humana, sobre la tozudez que lleva a su autodestrucción. De ahí el título de la novela, por la incomprensible actitud del protagonista, capaz de tirar por la borda una vida en plena juventud para perseguir un impulso vengativo. El propio autor tomó el camino contrario, exiliándose a lugares más pacíficos (aunque no del todo) por huir de otra barbarie que se estaba instalando en su país de origen, el nazismo.

viernes, 1 de agosto de 2025

"El ceremonial. Antología de relatos de Folk Horror". Parte primera: "Cultos ancestrales".

  No sé cuántas veces me habré deshecho en elogios con las compilaciones de la editorial Valdemar en el formato de libro que ellos llaman "El Club Diógenes"; bueno, pues allá va otra. Una de las tareas editoriales más importantes es la difusión o recuperación en su caso de autores y obras que por diversas cuestiones han caído en el olvido. No es fácil, desde luego, son creaciones y escritores que no concitan el agrado del gran público o que, directamente, han pasado de moda. Muchas editoriales, en busca del beneficio puro y duro, dejarán de lado esos textos precisamente por dudosa rentabilidad; Valdemar, por el contrario, apuesta firmemente por esos escritos, conocedores de la altísima calidad que presentan. Eso ya, de por sí, tiene un mérito extraordinario; pero, además, el reducido formato que eligieron para "El Club Diógenes" (edición de bolsillo, pero muy cuidada, con tapa dura y buena calidad de papel) es espléndido para todos los lectores que disfrutamos de estos relatos en cualquier lugar: un parque, la playa, una piscina, el transporte público... Creo tener todos los volúmenes de antologías que Valdemar ha sacado en esta colección, así que cuando la pasada Feria del Libro de Madrid me encontré con que habían editado un nuevo volumen, no dudé en comprarlo. Aquí está.
 Eso sí, he de reconocer que, teniendo tanta obra de los autores contenidos en otros libros (de Valdemar y de otras editoriales), muchos de estos relatos los he leído ya. Aun así, compré y compraré con gozo cuantos volúmenes de El Club Diógenes saquen mis buenos amigos de Valdemar.
 El ceremonial es una antología como ellos mismos dicen de "relatos de Folk Horror"; es decir, de relatos de terror basados en tradiciones y costumbres populares. En la lengua más utilizada para la narrativa de terror, el inglés, estos relatos son frecuentes. Hablando en plata, son narraciones sobre palurdos ignorantes de zonas rurales cometiendo todo tipo de aberraciones que llevan haciendo por generaciones y generaciones. Así, normalmente los textos están escritos en primera persona, en la que el autor, proveniente de una ciudad y con un nivel cultural alto, investiga la brutalidad de los paletos y sus burdos rituales. Los de Valdemar han dividido el volumen en cuatro partes: Cultos ancestrales, Mitos y monstruos, El corazón del bosque y Las malas artes; yo también separaré en cuatro las pequeñas recensiones que escribo en este humilde blog.
 Cultos ancestrales está compuesta por siete textos de seis autores, todos ellos de gran calidad. Abre el volumen el relato homónimo, El ceremonial de Howard Phillips Lovecraft, exquisita obra que narra un rito arcaico en la Nueva Inglaterra rural, para celebrar el solsticio de invierno en el que un visitante de la ciudad pero con orígenes en la región se ve inmerso. Después le toca el turno a Robert E. Howard, el inmortal creador de Conan, esta vez con La piedra negra, una suerte de obelisco con grabaciones en una lengua desconocida sito en Hungría donde, en el solsticio de verano, unos extraños individuos celebran sacrificios humanos. Tierra de nadie fue escrita por John Buchan y está ambientada en las Tierras Altas escocesas, donde primitivos seres peludos que hablan un gaélico primitivo secuestran tanto animales como personas para realizar aberrantes ceremonias.
 El relato más flojo de esta parte es el de la escritora Vernon Lee (Violet Paget), Dionea, sobre una niña náufraga que es rescatada en las costas genovesas. Dicha niña crece extrañamente provocando desgracias y muertes a los lugareños. Finalmente se descubre que no era una persona sino una criatura mitológica (intuyo, porque no se explicita, que es Dione, la madre de Afrodita, diosa de la belleza, la sensualidad y el amor). Lovecraft repite con su Gente muy antigua, interesante relato ambientado en la Hispania romana, concretamente a las afueras de Pamplona, donde los romanos, civilizados y racionales, estudian con horror las barbaridades de los vascones y sus aquelarres. M.R. James con su Aviso a los curiosos es el siguiente, con un relato de fantasmas ambientado en Anglia Oriental y las famosas tres coronas que adornan el escudo regional y que, según la leyenda, se enterraron en la costa para impedir la invasión de pueblos extraños. Bien, una de esas coronas es desenterrada, provocando todo tipo de maldiciones para los que perturbaron su paz. Por último, La última fiesta de Arlequín, de Thomas Ligotti es un relato muy lovecraftiano (de hecho, está dedicado a Lovecraft por su autor) sobre una antigua fiesta en el sur profundo de Estados Unidos, donde en el solsticio de invierno, unos pocos lugareños se disfrazan de payasos y son sacrificados con su propio consentimiento.
 En fin, siete relatos de gran calidad, con ese denominador común de reflejar cultos ancestrales. Paso a la segunda parte de este volumen, Mitos y monstruos.