jueves, 2 de octubre de 2025

"Marte en Aries", de Alexander Lernet-Holenia.

 Aun cuando a uno le guste un autor, lo conozca bien, haya leído numerosas obras suyas y tenga ganas de leer otra novela suya, las circunstancias personales se imponen, a veces afortunadamente, a veces desgraciadamente, marcando severamente la lectura. Esto me ha ocurrido con Lernet-Holenia y su Marte en Aries, novela que ansiaba leer, autor bien conocido para mí; pero, en este caso, desgraciadamente, las circunstancias familiares han dificultado sobremanera la lectura, y el resultado ha sido nefasto. Porque la convivencia con los seniles progenitores, su necesario cuidado, todos los problemas acaecidos por la vejez extrema... me han impedido disfrutar de la lectura de Marte en Aries, una novela, por otro lado, de compleja lectura. Así pues, tenga en cuenta el lector de este humilde blog que algunas de las conclusiones a las que llego pueden estar mediatizadas por esta semana tan ingrata que tenido que vivir.
 Decía que Marte en Aries es una novela de lectura compleja y no lo retiro. Es conocido el gusto de Lernet-Holenia por introducir elementos irracionales (o mágicos, el lector escoja su versión) en sus narraciones, dándole un carácter especial e interesante que sorprende al lector. Esta novela no podía ser menos, sin embargo, el elemento mágico aquí tiene un origen onírico, pues el protagonista, el teniente Wallmoden, tiene una experiencias tanto amorosas como bélicas que tienen que ver sin duda con un sueño un tanto "pesadillesco", perturbador y desconcertante. Aquí es donde digo que no sé cómo juzgaría la novela si la hubiese leído con la calma y concentración con la que habitualmente leo, porque, al encontrarme en una situación personal alterada y estresante, puedo haber malinterpretado o, al menos, no comprendido correctamente la narración. En cualquier caso, lo que ahora afirmo es que la novela no tiene la ilación que es normal en Lernet-Holenia, que hay momentos en la que el lector (alterado o no, creo) se pierde por la falta de explicación de lo que es real y lo soñado.
 Por otro lado, Marte en Aries tuvo mayor prestigio social debido a que fue secuestrada por el gobierno del Tercer Reich, según parece, por orden directa de Joseph Goebbels, el infame ministro de propaganda de aquel régimen. Tanto fue así, que el editor llegó a destruir todas las galeradas existentes, y gracias al original del autor se pudo editar años después. Esto, teniendo en cuenta que Lernet-Holenia pudo publicar sin problemas antes, durante y después del Tercer Reich, hizo más interesante, morbosamente interesante, la novela. Parece que Goebbels mandó secuestrar la novela porque la versión bélica que daba no se ajustaba en absoluto a la patraña belicista nazi, ya que el autor , que narra la invasión de Polonia, presenta al ejército alemán siempre dubitativo y reticente ante una invasión sin sentido, mientras que los polacos son retratados con notables muestras de valor ante esa misma invasión sin sentido. Evidentemente, es fácil juzgar en 2025 que la versión de Lernet-Holenia tuvo que ser mucho más verosímil, y que los militares, seres humanos pensantes, al fin y al cabo, juzgan la acción que son obligados a cumplir, comportándose en consecuencia de un modo u otro. Cuando, acabada la Segunda Guerra Mundial, derrotado el nacionalsocialismo, el público se entera de que esa novela de un autor que supo nadar en las procelosas aguas del fanatismo político sin llegar a comprometerse fue secuestrada, le dio un interés nuevo que la llevó a un gran éxito editorial en los años cincuenta del pasado siglo.
 Esbozaré sucintamente el argumento diciendo que se trata de la vida de un oficial alemán (oficial de complemento, movilizado por la guerra) que tras haber mantenido una brevísima aventura amorosa es enviado al frente (la invasión de Polonia que antes nombraba) produciéndose una serie de equívocos de aspecto onírico que se acaban por aclarar al fin de la narración.
 Alexander Lernet-Holenia tuvo que combatir brevemente en las dos guerras mundiales, y la narración que hace de las escaramuzas y las  batallas con el enemigo son totalmente verosímiles. No son las bobadas militaristas que intentan presentar la guerra como algo honorable y digno, sino que muestra a hombres desorientados que tratan de sobrevivir a la barbarie de la violencia extrema. Parece que el autor mantuvo un diario en los días en que se vio forzado a formar parte de la fuerza expedicionaria alemana de invasión de Polonia, y los detalles que da, tanto geográficos como temporales, coinciden perfectamente con las relaciones históricas más rigurosas.
 En fin, tal vez la novela no sea mala. Yo, en verdad, si he encontrado defectos graves, pero, como decía al principio, bien pudo ser mi situación personal que influyera negativamente en la lectura.