viernes, 1 de agosto de 2025

"El ceremonial. Antología de relatos de Folk Horror". Parte primera: "Cultos ancestrales".

  No sé cuántas veces me habré deshecho en elogios con las compilaciones de la editorial Valdemar en el formato de libro que ellos llaman "El Club Diógenes"; bueno, pues allá va otra. Una de las tareas editoriales más importantes es la difusión o recuperación en su caso de autores y obras que por diversas cuestiones han caído en el olvido. No es fácil, desde luego, son creaciones y escritores que no concitan el agrado del gran público o que, directamente, han pasado de moda. Muchas editoriales, en busca del beneficio puro y duro, dejarán de lado esos textos precisamente por dudosa rentabilidad; Valdemar, por el contrario, apuesta firmemente por esos escritos, conocedores de la altísima calidad que presentan. Eso ya, de por sí, tiene un mérito extraordinario; pero, además, el reducido formato que eligieron para "El Club Diógenes" (edición de bolsillo, pero muy cuidada, con tapa dura y buena calidad de papel) es espléndido para todos los lectores que disfrutamos de estos relatos en cualquier lugar: un parque, la playa, una piscina, el transporte público... Creo tener todos los volúmenes de antologías que Valdemar ha sacado en esta colección, así que cuando la pasada Feria del Libro de Madrid me encontré con que habían editado un nuevo volumen, no dudé en comprarlo. Aquí está.
 Eso sí, he de reconocer que, teniendo tanta obra de los autores contenidos en otros libros (de Valdemar y de otras editoriales), muchos de estos relatos los he leído ya. Aun así, compré y compraré con gozo cuantos volúmenes de El Club Diógenes saquen mis buenos amigos de Valdemar.
 El ceremonial es una antología como ellos mismos dicen de "relatos de Folk Horror"; es decir, de relatos de terror basados en tradiciones y costumbres populares. En la lengua más utilizada para la narrativa de terror, el inglés, estos relatos son frecuentes. Hablando en plata, son narraciones sobre palurdos ignorantes de zonas rurales cometiendo todo tipo de aberraciones que llevan haciendo por generaciones y generaciones. Así, normalmente los textos están escritos en primera persona, en la que el autor, proveniente de una ciudad y con un nivel cultural alto, investiga la brutalidad de los paletos y sus burdos rituales. Los de Valdemar han dividido el volumen en cuatro partes: Cultos ancestrales, Mitos y monstruos, El corazón del bosque y Las malas artes; yo también separaré en cuatro las pequeñas recensiones que escribo en este humilde blog.
 Cultos ancestrales está compuesta por siete textos de seis autores, todos ellos de gran calidad. Abre el volumen el relato homónimo, El ceremonial de Howard Phillips Lovecraft, exquisita obra que narra un rito arcaico en la Nueva Inglaterra rural, para celebrar el solsticio de invierno en el que un visitante de la ciudad pero con orígenes en la región se ve inmerso. Después le toca el turno a Robert E. Howard, el inmortal creador de Conan, esta vez con La piedra negra, una suerte de obelisco con grabaciones en una lengua desconocida sito en Hungría donde, en el solsticio de verano, unos extraños individuos celebran sacrificios humanos. Tierra de nadie fue escrita por John Buchan y está ambientada en las Tierras Altas escocesas, donde primitivos seres peludos que hablan un gaélico primitivo secuestran tanto animales como personas para realizar aberrantes ceremonias.
 El relato más flojo de esta parte es el de la escritora Vernon Lee (Violet Paget), Dionea, sobre una niña náufraga que es rescatada en las costas genovesas. Dicha niña crece extrañamente provocando desgracias y muertes a los lugareños. Finalmente se descubre que no era una persona sino una criatura mitológica (intuyo, porque no se explicita, que es Dione, la madre de Afrodita, diosa de la belleza, la sensualidad y el amor). Lovecraft repite con su Gente muy antigua, interesante relato ambientado en la Hispania romana, concretamente a las afueras de Pamplona, donde los romanos, civilizados y racionales, estudian con horror las barbaridades de los vascones y sus aquelarres. M.R. James con su Aviso a los curiosos es el siguiente, con un relato de fantasmas ambientado en Anglia Oriental y las famosas tres coronas que adornan el escudo regional y que, según la leyenda, se enterraron en la costa para impedir la invasión de pueblos extraños. Bien, una de esas coronas es desenterrada, provocando todo tipo de maldiciones para los que perturbaron su paz. Por último, La última fiesta de Arlequín, de Thomas Ligotti es un relato muy lovecraftiano (de hecho, está dedicado a Lovecraft por su autor) sobre una antigua fiesta en el sur profundo de Estados Unidos, donde en el solsticio de invierno, unos pocos lugareños se disfrazan de payasos y son sacrificados con su propio consentimiento.
 En fin, siete relatos de gran calidad, con ese denominador común de reflejar cultos ancestrales. Paso a la segunda parte de este volumen, Mitos y monstruos.