martes, 1 de julio de 2025

"Recuerdos durmientes", de Patrick Modiano.

  Otra novela breve (brevísima, casi un relato) del Premio Nobel de literatura de 2014. Concretamente, éste fue el primer texto que publicó tras el premio; supongo que esto concitaría una gran atención mediática y editorial, que se vería defraudada, pues es una de las obras más flojas que he leído de Modiano.
 Pero, en todo caso, es una típica novela del autor francés: personajes evanescentes que no están bien delineados; acción en dos o tres momentos temporales, lo que obliga a continuas analepsis y prolepsis; acción de jóvenes en un entorno cuasi marginal y delincuencial; París como eterno paisaje literario, llegando a ser casi otro protagonista más... En fin, siendo justo, he de decir que Modiano no merece el Nobel (o, como siempre digo, si lo merece él lo merecen miles más), pues su narrativa es floja, muy floja. ¿Por qué sigo leyendo entonces a Patrick Modiano? No tengo ni idea, pero lo cierto es que esa narrativa floja engancha. Nunca defenderé que Patrick Modiano sea un gran escritor, no lo es, pero he de admitir que, como se puede comprobar en este humilde blog, he leído ya la mayor parte de su obra.
 Como es habitual, la novela está redactada en primera persona del singular. Un hombre de avanzada edad rememora los encuentros con seis mujeres en su primera juventud; cincuenta años después intenta encontrar retazos de esas personas y relaciones, bien con visitas a los lugares de encuentro o repasando sus propias notas. En dos casos concretos llega a encontrar a esas mujeres, que han cambiado radicalmente de vida, porque la que llevaban todos en su juventud era, ya lo he dicho antes, claramente marginal y delincuencial, tanto que hay un muerto (un criminal tiroteado en un piso parisino, quizá por una mujer que pide ayuda al narrador para salir de ese atolladero). Y todo lo demás es la clásica exposición "modianesca" de personajes amnésicos que no encuentran su lugar en el mundo. Lo cierto es que el autor nunca remata la faena, quiero decir, que esa narración en la que los personajes tienen tantas lagunas de memoria podrían irse solventando para llegar a un final en que todo encaja sorprendentemente, típico del subgénero policíaco, pero no, Modiano nunca remata nata, queda todo igual de inconsistente que siempre.
 Vuelvo a decir: no entiendo por qué leo a este tipo, pero creo que seguiré cogiendo algún libro más de la biblioteca, ¡quién me entiende!