domingo, 30 de noviembre de 2025

Adventus Domini.

Fra Angelico. (1425-1426). La Anunciación [temple sobre tabla]. Madrid: Museo del Prado.
Imagen tomada del sitio www.museodelprado.es

viernes, 28 de noviembre de 2025

"El Consejo de Egipto", de Leonardo Siascia.

  Según parece, Leonardo Sciascia fue profesor de educación primaria la mayor parte de su vida profesional; ya pasados los cincuenta, gracias a publicaciones en diarios y a las propias novelas que iba sacando con aceptable éxito de público y crítica, pudo jubilarse de la profesión docente y dedicarse en exclusiva a la literatura. Quiero decir con esto que Sciascia fue casi veinte años (murió a los sesenta y ocho) un escritor profesional. Esto implica que ya no vale con escribir lo que uno piensa y siente (probablemente, el siciliano escribiría "para sí mismo" durante la mayor parte de su vida) sino que uno está obligado a presentar un escrito con una periodicidad determinada por exigencia de la editorial. Esta exigencia contractual lleva a los autores a bajar necesariamente su calidad literaria (no en todos, claro) y, sobre todo, a cultivar todo tipo de subgéneros literarios que, tal vez, no eran los propios del escritor. Uno de esos subgéneros literarios muy recurridos son las llamadas "novelas históricas", en las que el autor, que ya no tiene imaginación para pergeñar argumentos propios, reinterpreta una época pasada de un determinado país o región. Esto, quizá, sea aplicable a Sciascia. En todo caso, seamos compasivos, las características del autor, esas que nos hacen valorarlo y leerlo, permanecen.
 El Consejo de Egipto  es, efectivamente, una novela histórica. Al menos está ambientada en Sicilia (indefectiblemente en Sciascia) en 1782, es decir, en el Reino de Sicilia bajo dominación borbónica. Aquel periodo de finales del siglo XVIII fue tiempo de revoluciones antimonárquicas en toda Europa; la más importante, obviamente, la Revolución Francesa, que tuvo lugar en 1789. Pero incluso en la periférica y tradicionalista Sicilia también hubo revolucionarios antimonárquicos que veían en la forma republicana el camino más sensato y moderno para que los pueblos se autogobernaran. El revolucionario de Sicilia fue el abogado Francesco Paolo Di Blasi, personaje secundario de esta novela, que llegó incluso a tramar el asesinato del arzobispo de Palermo y virrey de Sicilia, Filippo Lopez y Royo. La confabulación antimonárquica fracasará y Di Blasi será decapitado. Por otro lado, un monje maltés, Giuseppe Vella, personaje central de la novela, fue un falsificador de códigos y un tipo con una caradura impresionante. Fue capaz de hacer creer a sus superiores, principalmente al arzobispo, que había traducido un código que contenía correspondencia de los emires de Sicilia con los príncipes árabes del Norte de África, cuando en realidad contenía una biografía de Mahoma, ése era el Código de Sicilia. Pero fue más allá cuando se inventó el Consejo de Egipto, que, según el tal Vella, relacionaba a los nobles normandos con la entonces actual nobleza Siciliana. Por supuesto, todo era falso. La impostura la descubrió un conocido arabista de origen austriaco, Joseph Hager, lo cual acaba llevando a Vella a la cárcel.
 Bueno, pues todos esos hechos históricos los novela Sciascia con esa ironía que caracteriza al italiano. Tanto es así, que el gran impostor, Vella, es retratado más como un tipo genial capaz de burlarse de todo y de todos. Es, en buena medida, el carácter siciliano, ácrata y burlesco ante toda autoridad y con la creatividad que da el mediodía. Es probable que los hechos fueran mucho más sórdidos e incluso brutales (especialmente la tortura y ejecución de Di Blasi, claro), pero, pasados ya dos siglos, se reinterpreta más jocosamente.
 En fin, una de las características de Siascia, quizá la principal, es la búsqueda de la "sicilianidad" en sus personajes, en buscar comportamientos que son comunes a todos y que son explicables por la forma de ser insular. Esto vale tanto para finales del XVIII como para finales del XX, cuando escribe novelas en las que la mafia (principalmente, la Cosa nostra) es la protagonista principal. En esta novela no hay mafia en Sicilia, de momento, pero Sciascia describe unos comportamientos de abuso de unos ciudadanos sobre otros que no es sino una variedad local del feudalismo; también la ausencia de una policía eficaz llevó en esos tiempos a que todo el mundo se tomase la justicia por su mano, que no eran sino las famosas vendettas que, más organizadas se producirán después. En todo caso, Giuseppe Vella no era siciliano, sino maltés, pero ese carácter irreverente y de desafecto a la autoridad es tomado como ejemplo claro del estereotipo siciliano.
 Una novela muy interesante, que mantiene el rigor histórico para que pueda llamarse propiamente "novela histórica", pero que fabula suficientemente para que sea amena y entretenida.

sábado, 22 de noviembre de 2025

"Stuck Indoors Reading", by Grant Snider (www.incidentalcomics.com).

 

Image taken from the website www.incidentalcomics.com

"Una boda en Lyon", de Stefan Zweig.

  Otro pequeño tomito de Stefan Zweig editado por Acantilado, con cuatro relatos, de los menos conocidos del vienés, pero con su habitual prosa reposada, adjetivada y culta. Aun a riesgo de propasarme, recomendaré al lector que lea este libro en época cercana a la Navidad, pues los temas tratados en sus relatos encajan perfectamente con un tiempo en el que muchos nos sentimos llamados a una nueva conversión, la enésima, para ser mejor persona y crear entre todos una mejor sociedad. Suena ñoño y cursi, lo sé, pero si el lector de este humilde blog ha leído los relatos lo entenderá inmediatamente. Al margen de los temas, como antes decía, la prosa de Zweig es inconfundible; teniendo en cuenta que esto fue escrito en el primer cuarto del siglo XX, podría decirse que es una prosa anacrónica, arcaica. La cantidad de frases subordinadas que incluye, la profusa adjetivación (muchas veces, redundante) o la utilización de numerosas perífrasis provoca esa lectura lenta y despaciosa  que tanto disfrutamos.
 Una boda en Lyon es el primer relato y el que da título al volumen. Es una defensa cerrada del amor y la cordura en tiempos de violencia y locura. En los tiempos más salvajes de El Terror en la Revolución Francesa, unos novios ya en capilla son detenidos y separados. Por casualidad acaban en el mismo calabozo esperando su cruel destino. Cuando sus compañeros de infortunio se enteran de su terrible historia convencen a un sacerdote, también condenado, para que los case, e incluso consiguen que pasen una noche de bodas en total intimidad, durmiendo todos los demás en el patio de la prisión. Al día siguiente, son fusilados. Es un relato emocionante, esperanzador e ilusionante, el triunfo del amor sobre la muerte.
 La caminata es un hermoso relato cristiano (lo sé sobradamente, Zweig era judío, pero el espíritu y el texto es cristiano, léalo quien no me crea) en el que un peregrino que busca a Jesús en Jerusalén el día en que es crucificado. El cansancio y las distracciones (una mujer que lo seduce) lo retrasan. Llega ya cuando el Redentor está crucificado. Y sigue buscándolo.
 Un ser humano inolvidable. Una vivencia es el retrato de un hombre que vive al día, sin profesión ni oficio, ayudando a los demás y recibiendo su agradecimiento. Vive sin ambiciones, sin miedo ni obligaciones. Es alguien querido por su bondad, que no pide nada a cambio, que no acepta más de lo que necesita para pasar el día. Es un ser puro, sencillo, sin mácula.
 Dos solitarios es un bellísimo relato de dos seres maltratados por todos, incomprendidos, feos por fuera pero hermosos por dentro, que se unen en el dolor y encuentran comprensión el uno en el otro.
 Leyendo esta brevísima recensión se entenderá por qué es un libro para época navideña, o, al menos, para todos aquellos que quieran poner un poco de buena voluntad y esperanza en este matadero que llamamos sociedad.

Inciso musical: quinto concierto de abono de la temporada 25-26 de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Obras de Auerbach, Chaikovski y Rajmáninov.

  El concierto de anoche estuvo dirigido por la batuta austriaca Katharina Wincor, mientras que el solista invitado fue el pianista ucraniano Alexander Gavrylyuk.
 Inició el concierto con una obra de la compositora ruso-americana Lera Auerbach, Icarus, una pieza difícil de escuchar, representada por primera vez en España ayer. Es un supuesto poema sinfónico de tintes angustiosos y estresantes. Se entendería mejor si se conociese el título con el que su autora lo creó: Requiem for Icarus. Así podríamos entender la obra como el llanto desconsolado de Dédalo tras la muerte de su hijo Ícaro, que, según la leyenda, cayó al mar al derretirse sus alas por la cercanía al Sol. 
 A continuación escuchamos el Concierto para piano y orquesta Nº 1 de Chaikovski, con la participación del pianista Gavrylyuk. Esta obra es tomada frecuentemente como ejemplo para explicar el Romanticismo musical: preeminencia del piano; melodías intensas, líricas y vivas; expresividad máxima buscada con bruscos contrastes rítmicos y melódicos; o una orquesta a su máximo desarrollo. Está estructurado en tres movimientos: el primero, Allegro non troppo e molto maestoso - Allegro con spirito, se inicia con un tutti del viento-metal apabullante, que deja a toda la sala pegada a sus respaldos. La alternancia entre el piano y el resto de la orquesta da ese contraste tan marcado que antes nombraba. Todo acaba de un modo heroico que suele provocar que los espectadores no formados aplaudan al fin del movimiento como si fuera el fin de la obra, algo típico de Chaikovski, que introduce un finale abrumador en un movimiento intermedio, para luego terminar con un movimiento más lento, como un anticlímax. Y, efectivamente, el segundo movimiento, Andante semplice - Prestissimo supone ese parón rítmico y melódico que deja a la parte ignorante del auditorio in albis. El tercer movimiento, Allegro con fuoco, se inicia vigorosamente, para luego contrastar con otro cambio de ritmo. 
 Después del descanso, las Danzas sinfónicas de Rajmáninov, una de las menos interpretadas y conocidas del compositor y pianista ruso. Comienza con un solo de saxofón alto, instrumento inusual en una orquesta sinfónica, combinando luego melodías enérgicas con otras más reposadas. En esas melodías incluye obras propias anteriores, diríamos que se "autocita", no en vano es ésta una obra tardía, de 1940, tres años antes de fallecer su autor. El movimiento intermedio, Andante con moto (Tempo di Valse) es una de las partes más reconocibles de la obra, con su clásico ritmo 1-2-3 tan bailable.
 En fin, otro concierto, muy ruso éste, basado en el Romanticismo musical, tan caro para los espectadores, con el aperitivo (un tanto amargo, la verdad) de Auerbach.

jueves, 20 de noviembre de 2025

"Hugo el lobo y otros relatos de terror", de Erckmann-Chatrian.

 El volumen de la editorial Valdemar que tengo en mis manos recoge lo más granado de ese dúo de escritores (parece que finalmente se llegó a la conclusión de que el verdadero escritor era el primero y el segundo era más un promotor y publicista) de origen alsaciano, que escribían en francés pero siempre con reminiscencias alemanas. Subtitulan los admirados editores de Valdemar como "relatos de terror", cuando, en realidad, son más de esa llamada "literatura gótica" que tanto éxito tuvo a finales del siglo XVIII y principios del XIX. En la novela gótica lo que más se cultivan son ambientes opresivos, con paisajes ominosos, castillos abandonados a la luz de la luna llena, habitados por personajes oscuros presa de maldiciones. Todo eso encaja muy bien con el gusto dominante del Romanticismo literario, por lo que eso de narrativa gótica es en buena medida un pleonasmo. En todo caso, los Erckmann-Chatrian son verdaderos maestros en crear ambientes lúgubres, misteriosos y fantásticos a partir de los boscosos paisajes de la Selva Negra, región del sudoeste alemán donde están ambientados la mayor parte de sus textos.
 Hugo el lobo es una novela breve que los de Valdemar sitúan en último lugar, presentando antes diez relatos mucho más cortos pero de temática semejante. Aquí, de nuevo, diré que para este subgénero narrativo, los relatos son mejores que las novelas, por breves que éstas sean, ya que la sensación que el lector obtiene es mucho más interesante cuando el texto es corto y "golpea" más rápido.
 En El boceto misterioso un pintor dibuja casi en estado de trance un extraño boceto de una vieja asesinada junto a un pozo. Al verlo casualmente la policía concluye que el pintor es el asesino de una anciana que días antes fue encontrada junto a un pozo exactamente en la misma postura en la que estaba en el boceto. Ya en la cárcel, el artista sufre otra visión y retrata al verdadero asesino, que es detenido en breve.
 Las tres almas es un relato de ambiente asfixiante que ahonda en el famoso tema del científico loco. Un filósofo cree haber descubierto la existencia de tres almas en el ser humano: la vegetal, la animal y la humana. Para aislarlas no se le ocurre otra cosa que encerrar en una suerte de calabozo (el hueco de un granero abandonado) a sus pobres víctimas, sin agua ni comida, para ver cómo, al ir muriendo, sus almas van abandonando el maltratado cuerpo.
  La araña cangrejo está situado en un balneario de aguas termales en el que comienzan a ocurrir hechos extraños. Aparecen cadáveres de animales e incluso de personas. Un comodoro inglés toma baños en esas aguas caldas para no regresar jamás. Finalmente se descubre que una gran araña tropical, al abrigo de la alta temperatura de las aguas, ha hecho allí su refugio, atacando a todos los desprevenidos. 
 Aquí haré un alto para decir que ese último relato, pero también otros, son destripados por el propio título, que de puro explicativo anticipa el desenlace. Es un tanto triste leer relatos muy bien urdidos pero cuyo título ya da idea de lo que va a pasar.
 Hans Weinland, el cabalista es probablemente el texto más flojo de los contenidos en el tomo. Un cabalista teoriza sobre la existencia de un alma para cada dos seres humanos, por pura economía planetaria. Así, los individuos que comparten alma se encuentran en las antípodas el uno del otro, con lo que el alma viaja de un lado a otro del planeta cuando uno de ellos duerme. El infortunado cabalista entra en contacto con el tipo con el que comparte su alma, un hindú, que acabará contrayendo el cólera, lo que supondrá, cuando el alma migre, que la enfermedad llegará y se extenderá por Europa.
 Réquiem por un cuervo es una fábula sobre esta ave que atormenta a un compositor y cómo éste consigue matarlo con ayuda de un médico. El músico compondrá un réquiem para el cuervo, que se utilizará para los funerales de un noble, adquiriendo gran fama por ello el compositor.
 Maese Tempus es un breve cuento sobre el paso del tiempo en los seres humanos, personificado en un extraño personaje, cargado de relojes.
 El ojo invisible o el albergue de los tres ahorcados es un excelente relato en el que una vieja bruja echa mal de ojo a aquellos que duermen en una habitación concreta de una posada, elaborando maniquíes idénticos a ellos y forzándoles a suicidarse. El protagonista del texto repetirá la misma técnica con la anciana arpía. Quizá el mejor cuento de la compilación.
 En El burgomaestre embotellado, un burgomaestre muere de una apoplejía. Se narra su agrio carácter. Por la zona viajan un par de amigos del bebercio que van de taberna en taberna. Uno de ellos comienza a transformarse en el burgomaestre, con todos sus vicios y defectos. Se descubre que el alcalde fue enterrado junto a una parra de la que se hace vino, ¡han estado bebiéndose el alma del burgomaestre!
 En El violín del ahorcado, un compositor sin inspiración recibe a la musa cuando se hospeda en un hostal en el que el hijo del posadero, un tal Melchor, fue ajusticiado.
 La reina de las abejas narra como una joven ciega, que vive en las montañas puede ver el mundo exterior gracias a los ojos de miles de abejas y otros insectos.
 Como antes decía, Hugo el lobo es una novela breve, pero no es mejor que los anteriores, quizá incluso su extensión la perjudique. Ambientado en la Selva Negra, narra la maldición que sufre una familia noble, personificados en ese presente en el conde de Nideck, quien se convierte en una criatura lobuna todos los inviernos a la llegada de una vieja bruja conocida como "la Peste Negra".

sábado, 15 de noviembre de 2025

Inciso musical: cuarto concierto de abono de la temporada 25-26 de la Orquesta Sinfónica de Castilla y León. Obras de Coll, Wagner y Mahler.

  Anoche, la OSCyL estuvo dirigida por su batuta habitual, Thierry Fischer. Por razones que no se explicitaron, se modificó el orden de interpretación, iniciándose con Wagner, seguido de Coll y por último, Mahler. 
 Muchos de los que desprecian la música culta consideran que Wagner fue un autor de música épica, con dioses y criaturas mitológicas por doquier, tan sólo apta para ambientar películas bélicas. Obviamente, los que nos hemos dejado seducir por el Romanticismo musical hemos disfrutado cientos de veces de la sensibilidad extrema de Richard Wagner, capaz de componer, efectivamente, himnos enérgicos y vigorosos, pero también piezas de una sensibilidad enternecedora. El Idilio de Sigfrido pertenece a este segundo grupo. Por otro lado, es una pieza sinfónica independiente, no pertenece a ninguna obra operística, aunque, naturalmente, está basado en ese héroe mitológico germano que, matando a un dragón y manchándose con su sangre, se hizo inmortal, y en el que Wagner se inspiró para su ópera epónima en la que el dragón es bautizado como Fafner, al que matará con la espada Nothung, forjada por él mismo. Al bañarse con su sangre conseguirá la inmortalidad y la capacidad de entender a las criaturas silvestres. Un pájaro guiará a Sigfrido hasta la valquiria Brunilda, de cuya belleza quedará prendado. Bueno, pues el Idilio de Sigfrido narra ese enamoramiento. Dicen los musicólogos que esta obra fue compuesta en una de las mejores épocas personales de Wagner, cuando iba a ser padre de su tercer hijo (al que puso de nombre Sigfrido, claro), a orillas del Lago Lucerna. Desde luego, la paz y la felicidad se traducen en una melodía encantadora, que muestran a Sigfrido embelesado con la valquiria. El Idilio de Sigfrido es una de las pocas obras sinfónicas de Wagner, pensada para una orquesta reducida de trece músicos: flauta, oboe, dos clarinetes, fagot, dos trompas, trompeta, dos violines, viola, violonchelo y contrabajo. La frase musical más repetida, llevada por el violín solista, pero también por la flauta es una de las más bellas de todo el Romanticismo musical. Un comienzo de concierto inmejorable.
 Después se interpretó al valenciano Francisco Coll, compositor residente esta temporada, quien, por cierto, no se encontraba ayer en la sala (sorprendentemente). La obra interpretada ayer, Hímnica, fue compuesta, según el autor, "durante los extraños acontecimientos de 2020 y, para mí, representa la vida en toda su belleza y fealdad". Y, sí, la verdad es que bien se puede relacionar con aquel año maldito, el de la pandemia de Covid-19 que supuso la imposición de un confinamiento durante meses y la paralización de toda actividad social. Es una música que transmite la presencia de una amenaza ominosa. No es fácil de escuchar, desde luego. El autor la presenta como una suerte de pasacalle o chacona y afirma no pretender que fuera pesimista, pero la sensación de quien esto escribe es que sí lo es, pues traslada esos sentimientos de incomprensión y enfado, pero también resignación que todos tuvimos en aquel malhadado año.
 Después del descanso, el plato fuerte, la Primera sinfonía de Mahler, Titán, una de las obras más reconocidas del llamado "Postromanticismo". Dicen los musicólogos que Mahler estuvo inspirado por un romance con una mujer casada, que era "un ser luminoso, enteramente dedicado a la belleza y la bondad", lo cual deja claro la extraña y depresiva personalidad de Mahler, pues la sinfonía no transmite ese supuesto enamoramiento, sino un complejo mundo de sentimientos, alguno de ellos de claro ámbito funeral. La obra está estructurada en cuatro movimientos: el primero, "Langsam, scheleppend", incluye fragmentos modificados de composiciones previas del autor, con melodías amables en ritmos in crescendo (esto, por cierto, es característico de la sinfonía, el cambio de ritmos, no sólo entre movimientos, como es habitual, sino dentro de ellos); el segundo movimiento, "Kräfig bewegt, doch nicht zu schnell",  tiene una apariencia más tranquila y sosegada, aunque también incluye el cambio de ritmo interior al que antes aludía; el tercer movimiento, "Feierlich und gemessen", es el más hipnótico de todos, incluye la canción infantil Frère Jacques, pero en modo menor, dándole (como siempre en modo menor) un ambiente más triste, reforzado en este caso por un ritmo mucho más lento. Mahler troca, pues, una alegre canción infantil en una marcha fúnebre. ¡Increíble talento musical el de este hombre! El último movimiento, "Stürmisch bewegt", retoma la melodía inicial del primer movimiento, acabando la obra en un tutti apabullante.
 En fin, como decía al principio, no se explicitaron las razones para el cambio del orden previsto, pero, a toro pasado, parece que fue una buena decisión, pues acaba creando un bocadillo, con la obra más floja en el medio, comenzando con Wagner y acabando con Mahler, dos titanes que elevan el concierto de ayer a la categoría de lo excelso.

"La cita", de Alexander Lernet-Holenia.

  En este vetusto volumen de Biblioteca Universal Caralt (1976) que compré a través de la plataforma Iberlibro se incluyen ocho relatos, de diversa calidad, pero ninguno verdaderamente malo. Curiosamente, el título de la selección no es el del mejor relato, ni creo que el más comercial, aunque sí el que carece de referencias históricas (otros, ya en el título, se conecta con épocas pasadas como la Revolución Francesa). En todo caso, los relatos son muy característicos de Lernet-Holenia, con esos giros argumentales tan fantásticos que el vienés dominaba a la perfección y que dejan al lector con un sonrisa en la cara, deseando leer más. Usando tan bien como usa ese recurso literario, los relatos son más interesantes en Lernet-Holenia que las novelas, pues, al leerse de un tirón, se hace más patente la gran habilidad del autor.
 El primer relato es el epónimo del libro. La cita usa el malentendido y el equívoco, como casi todos los relatos, para pergeñar una historia en la que un hombre aborda a una mujer (en el mejor sentido de la expresión) y le cuenta cómo fue engañado en una relación anterior. La casualidad quiere que esa mujer fue robada anteriormente y su documentación  usada delictivamente por la anterior relación del hombre, con lo que éste cree estar hablando con la anterior.
 Una historia de amor de la época napoleónica es uno de esos relatos con giro argumental sorprendente. Al lector le presenta una joven de relativa alta cuna que quedó embarazada de un príncipe. Para no perjudicar el linaje real con un bastardo, se hizo casar a la chica por poderes con un oficial napoleónico al que se creía caído en batalla (un tal Fernando de Sala). Se mintió diciendo que el tal de Sala murió meses después de cuando había ocurrido para justificar el embarazo. La joven finalmente aborta y queda postrada en una depresión de la que se recupera en un balneario. En ese balneario contó la historia de su vida a un oficial francés, del cual se acaba enamorando. El giro final es que se descubre que este oficial no es otro que el propio Fernando de Sala, que no llegó a morir en combate y que volvió a Francia como desertor, conoció el enjuague que se había hecho con su identidad y buscó a su hipotética esposa.
 La baronesa narra una enredo femenino para cazar a un joven oficial y conseguir que su empingorotada familia lo acepte. Lo hará fingiendo un embarazo que no puede existir al no haber llegado a tener trato carnal. Un relato enrevesado, pero que, probablemente y teniendo en cuenta la mentalidad femenina, haya podido pasar en alguna ocasión.
 Las hermanas es, tal vez, el relato más flojo del libro. Dos hermanas gemelas, una confidente de la policía, otra espía para una potencia extranjera. La confusión esperable.
 Los Reyes Magos de Totenleben. Precioso relato navideño al estilo de Lernet-Holenia. En la Guerra de los Treinta Años, tres generales, cada uno de un ejército (sueco, francés y alemán) se juntan en una aldea destrozada por los bombardeos. Conspiran para mantener artificialmente la guerra y así poder cobrar sus emolumentos sin fin. Para no levantar sospecha en la escasa población civil se pondrán unas capas de vistosos colores que oculten sus respectivos uniformes. Paralelamente, en el establo de la humilde posada en la que parlamentan una pobre pareja se ha refugiado, ella está a punto de dar a luz. Cuando se enteran de la feliz circunstancia del nacimiento de la criatura, los tres generales se sienten obligados a dar un pequeño regalo al recién nacido; uno le dará una cadena de oro, otro una sortija de rubíes y el último, una bolsa de monedas. Así, los tres generales, camuflados con sus coloridas capas, se han convertido en unos reyes magos improvisados. ¡Excelente relato!
  Las tres plumas es otro relato que usa el equívoco de dos hermanastras, físicamente idénticas pero con vidas radicalmente opuestas, pues mientras una es una joven de la alta sociedad, la otra es prostituta.
  El señor de París es el nombre que da Lernet-Holenia al verdugo, por extensión, a la muerte. Ambientado en la época del terror revolucionario; un escritor predice, estando en una reunión de aristócratas, que todos, incluido el mismo, morirán en el cadalso, a excepción de un joven conde y su amante. Tras enormes peripecias en las que parece que no se cumplirá el pronóstico, acabará por cumplirse al pie de la letra.
 La isla del esqueleto es un relato de búsqueda de un tesoro de  piratas en una isla de la costa Este de los Estados Unidos. Un relato un tanto anodino e incluso previsible, algo infrecuente en este gran autor vienés.

martes, 11 de noviembre de 2025

Inciso cinematográfico: "Der Fuchs" ("El zorro"), película dirigida en 2022 por Adrian Goiginger.

  Pequeña película austriaca de 2022, dirigida por Adrian Goiginger, con un guion basado en una historia de su bisabuelo, reclutado por la Wermacht en los inicios de la Segunda Guerra Mundial. Digo "pequeña" por su presupuesto, por sus aspiraciones tanto en público como en crítica, pero, en mi opinión, es una película que muestra la grandeza del ser humano. Grandeza que se expresa en pequeñeces, ahora explico.
Imagen tomada de la página web www.filmaffinity.com
 Antes de nada, diré que, técnicamente, la cinta es intachable. La fotografía, por ejemplo, es excelente, al principio rodada en Salzburgo, el resto en Alemania, mostrando unos paisajes maravillosos que contrastan vivamente con la dureza de la vida infantil y juvenil de Franz Streitberger. La música, firmada por el compositor alemán de origen iraní, Arash Safaian, engarza perfectamente tanto con los momentos más estresantes como los más ensoñadores de la película. Por último, el elenco actoral, encabezado por el joven austriaco Simon Morzé, cumple sobradamente con las expectativas, creando personajes verosímiles y coherentes.
 Se narra la dura infancia de Franz Streitberger, de familia campesina, quienes tienen que vender poco menos al niño Franz a un rico granjero para que trabaje en sus tierras. Con la mayoría de edad, Franz es liberado de su cautiverio laboral y se encuentra sin hogar, sin trabajo y sin dinero en la calle. En esa situación, a Streitberger no le queda otra que alistarse en el ejército, aunque sea sólo por la cama y la comida. Ya como cabo, Streitberger se encuentra, paseando un día a las afueras del cuartel, con una zorra que ha caído en un cepo; su cachorro todavía está a su lado. El joven militar acogerá al cachorro, lo alimentará y cuidará hasta que llegue a adulto, por improbable que esto parezca que se pueda hacer mientras se vive en un cuartel. Cuando la unidad a la que pertenece Streitberger recibe órdenes de avanzar hacia Francia, el zorro sigue a su dueño/amigo. Ya en la Francia ocupada, el protagonista inicia una difícil relación (difícil por la barrera idiomática y por la diferencia de caracteres) con una joven campesina francesa. 
Imagen tomada del sitio www.szene-hambur.com
 En fin, es una película que habla de sentimientos en un momento de guerra y brutalidad. Los sentimientos rotos de un niño que es separado a la fuerza de su familia y puesto a trabajar, experiencia traumática que lo marca indeleblemente; carencias afectivas que el joven vuelca en el cachorro de zorro al que cuida como nunca nadie lo cuidó a él; sentimientos, en el caso de la joven francesa, de soledad que tiene que ser solucionada... Todos estos sentimientos se muestran en la pantalla, sin ninguna cursilería o ñoñería, sino como necesidades humanas (y animales) que deben cumplirse para poder llevar una vida digna.
 Por eso digo, es una pequeña gran película. Merece la pena verse, aunque estuvo, claro está, fuera de los grandes circuitos cinematográficos que están copadas por superproducciones de superhéroes y demás estupideces. Una película que lo reconcilia a uno con la vida y con la humanidad. O, al menos, con una pequeña parte de ésta.

lunes, 10 de noviembre de 2025

"Prométeme que te pegarás un tiro. La historia de los suicidios en masa al final del Tercer Reich", de Florian Huber.

 No soy prono a leer ensayo, tal vez porque, a mi edad, ya no me interese la opinión, por muy fundamentada que esté, de un supuesto experto en un tema concreto. Con todo, supongo que como cualquiera, me dejo influenciar por los infames medios de comunicación de cuando en cuando. Así fue como leí sobre el historiador alemán Florian Huber y su ensayo Prométeme que te pegarás un tiro, que había sido un extraordinario éxito de ventas (para ser ensayo) en su país de origen. El tal Huber es bien conocido puesto que es editor de documentales y programas históricos en una televisión regional germana. Parece que está especializado en el Tercer Reich, así como en la "desnazificación" del país, temas muy delicados incluso hoy en día. 
 Por otro lado, los ensayos como este no siguen la estructura clásica de los mismos, sino que son una suerte de "ensayos novelados", que facilitan su lectura pero dan sensación de menor rigor. Esa es una característica de Prométeme que te pegarás un tiro, que, aunque contiene la imprescindible relación bibliográfica de los centenares de citas que se exponen, la narración carece de la austeridad propia de los ensayos más academicistas.
 El título, obviamente, lo indica todo: se trata de un estudio sobre unos hechos históricos que parecen haber sido olvidados por incómodos o por tristes, la de los miles de alemanes de a pie (no los jerarcas nazis, por supuesto) que se suicidaron en los últimos días del Tercer Reich. Digo que son hechos terribles que han sido borrados de la memoria colectiva, tal vez porque puede mostrar un sentimiento de culpabilidad del pueblo alemán, o porque parece irrelevante los suicidios de unos pocos miles tras la muerte de decenas de millones. Porque lo terrible de una guerra tan brutal como la Segunda Guerra Mundial es que todo acaba siendo poco cuando se compara con los guarismos totales de muertos civiles o militares, sobre todo cuando se consideran los suicidas pertenecientes al país que inició el conflicto.
 Huber divide su obra en cuatro capítulos: en el primero describe minuciosamente los suicidios acaecidos en una población de menos de 10.000 habitantes en 1945 de Pomerania Occidental, Demmin. Con toda la documentación bibliográfica pertinente se narran, con nombres y apellidos, los suicidios de familias enteras, de madres que mataron a sus hijos y luego se suicidaron ellas, los métodos más utilizados para acabar con sus vidas (ahorcamiento, ahogamiento, disparos...). La crudeza de los hechos hace verdaderamente incómoda la lectura, sabiendo que se tratan de hechos reales y constatados. El segundo capítulo amplía los suicidios a la totalidad de Alemania, destacando que son más abundantes cuanto más al Este del país, en buena medida por el miedo a la venganza del Ejército Rojo que era el que conquistaba la zona oriental. Un tercer capítulo indaga ya sobre las causas de esa "epidemia de suicidios", toda vez que Alemania no tiene una cultura del suicidio, como sí tiene (tuvo) Japón con las distintas formas de acabar con la vida propia (harakiri, "seppuku"...). Por último, el historiador explica cómo la sociedad alemana miró hacia otro lado ante ese inusualmente alto número de suicidios del año 1945, a medio camino entre la ignorancia voluntaria y el desdén al pasado.  
 La propia estructura un tanto anómala de este "ensayo novelado" no llega a las conclusiones que son habituales en los ensayos de formato más purista, pero en el tercer capítulo, como si fuera de soslayo, Florian Huber afirma que las causas para los suicidios masivos pudieron ser "la culpa por haber participado en la aberración nazi, la vergüenza de haber mirado hacia otro lado, el odio a los demás y a sí mismos, el miedo a la venganza y a la violencia, la desesperación de sentirse vacíos".
 El título del ensayo, por cierto, viene de un padre de una familia de esa localidad de Demmin, que, al irse al frente en las postrimerías de la guerra, le dice a su hija de veintiún años: "prométeme que te pegarás un tiro cuando vengan los rusos...". ¡Terrible!
 En fin, como puede comprenderse, es un tema francamente duro, desagradable, que uno no quisiera conocer, si no fuera porque (en las personas inteligentes y cultivadas) puede servir como antídoto, como vacuna frente a todo tipo de guerra y violencia. Desgraciadamente, ese tipo de personas somos clara minoría en esta sociedad.

domingo, 9 de noviembre de 2025

"MU. El misterio del continente perdido", de Hugo Pratt.

  Otra historia de Corto Maltés, escrita y dibujada por su creador, Hugo Pratt. Este cómic, la última entrega de Corto (escrita y dibujada por Pratt), se publicó en 1988, y contiene tanto las habituales virtudes como los defectos frecuentes en, por otra parte, uno de los mejores historietistas de toda época. Está ambientada en las Antillas, pero, como también es normal en Pratt, mezcla un montón de cosas: la Atlántida, la civilización maya, la búsqueda de la fuente de la eterna juventud, los viajes colombinos, los supuestos pero nunca demostrados viajes hacia América de expediciones precolombinas... Un totum revolutum que deja al lector cultivado un tanto perplejo, pues parece que Pratt, al igual que los personajes del tebeo, hubiera consumido hongos alucinógenos antes de idear la historieta. Pero, para ser justos, las virtudes de este cómic están en las altísimas calidades de sus dibujos, muchos de los cuales podrían formar láminas artísticas por sí solos. En el mundo de la historieta hay de todo: desde artistas que descuidan los dibujos y se centran en el argumento, hasta grandes dibujantes que no son buenos escritores, como Pratt. Estudiando con esmero sus dibujos, da la sensación de que Pratt fuera más un dibujante dado al diseño de moda, por ejemplo, que a la confección de tebeos. El hecho de que su técnica mixta combine la línea clara (a su manera, no en sentido estricto) con la acuarela para las viñetas grandes y alguna técnica más (como el uso de la plumilla) lo convierte en un dibujante único, irrepetible (por mucho que, a su muerte, se hayan creado más historietas de Corto Maltés). Es lo que siempre se dice: en los historietistas que son escritores y dibujantes a la vez, siempre son mejores en algo y peores en lo otro. En el caso de Pratt no hay duda de que es un excelente dibujante y un mediocre escritor.
 Por otro lado, MU. El misterio del continente perdido es una de las historias más flojas de Corto Maltés. El argumento es muy mediocre y los diálogos perfectamente olvidables. La edición de Norma que tengo en las manos tiene ya veinticuatro años, pero sigue siendo una publicación excelente que explica los intereses del autor, su cosmovisión, el porqué de la obra... Sin esos prólogos de casi cien páginas, el cómic tendría peor interpretación por parte del lector. Así, Norma editorial incluye en ese prefacio las teorías un tanto desnortadas sobre viajes hacia América por parte, no ya de vikingos, que según los historiadores fueron posibles y aun probables, sino por las casi imposibles expediciones de monjes irlandeses anteriores a aquéllos, e incluso griegos que atravesaran todo el Mediterráneo y llegaran al Caribe. Sin esas explicaciones (citadas casi en plan ensayístico, con autores y bibliografía) el lector del cómic no entendería que pinta un monje irlandés en unas ruinas mayas... Ésa es otra: la también delirante teoría histórica (pero hubo autores supuestamente serios que apostaban por ella) según la cual la ya de por sí hipotética Atlántida no fue sino una cultura maya desaparecida tras la explosión de un isla volcánica. En fin, notable esfuerzo el de la editorial para aclarar todo esto, pero, al menos si lo lee un lector adulto, se tiene la sensación, como antes decía de que Pratt había consumido algún alucinógeno durante la creación del cómic.
 Porque, aparte de la mezcolanza de teorías indemostrables, el guion es débil: no se sabe a ciencia cierta por qué está Corto Maltés en las Antillas, ni cómo ha llegado. Sí se insinúa que Rasputín va, como es normal en este personaje, tras un supuesto tesoro sumergido, pero poco más. Igualmente, la historia acaba sin estar totalmente justificado su final, da la impresión de no estar bien rematada.
 En fin, me siento un poco como un blasfemo que defenestra a uno de los mayores dibujantes de cómic de la Historia; como un iconoclasta capaz de criticar nada menos que a Corto Maltés, personaje precisamente icónico de los tebeos... Pero así lo siento, creo que los dibujos de Hugo Pratt son extraordinarios, pero sus argumentos flojos y poco desarrollados, y a mis cincuenta y tantos años ya he leído unos cuantos cientos de cómics como para poder decir esto sin sonrojo.

miércoles, 5 de noviembre de 2025

"Lady Anna", de Anthony Trollope.

  Y vuelvo a uno de los mejores "escritores victorianos", injustamente postergado tras otros como Dickens, Henry James, Thomas Hardy o Thackeray. Porque Anthony Trollope tiene una prosa precisa, limpia, profusa pero sin ostentación, nunca redundante, siempre nítida; sus personajes tienen una redondez pocas veces alcanzada (especialmente los malvados, sobre todo, ellas), con una evolución muy marcada en sus pensamientos y sentimientos; el paisaje y el paisanaje inglés del siglo XIX es retratado con una maestría de pintor hiperrealista, tanto es así, que podría ser estudiado para conocer la sociedad de esa época... En definitiva, Trollope es un genio sin parangón, sus novelas debieran ser leídas por todo aquel que no quiera ser un zafio cafre de los que son legión en nuestros días. Para poner algún pero, diré que, al menos en una lectura superficial, Trollope podría parecer eso que yo mismo he llamado como "literatura de té y pastas", es decir, lectura para señoronas ociosas que no le piden a la vida más que la tarde pase sin dolor de juanetes, pues, aparentemente, los temas tratados son relaciones particulares sin gran importancia en nuestros días; pero si se lee más minuciosamente, se encontrará una crítica social acerba como es más fácil reconocer en Dickens, por ejemplo. En ese sentido, Trollope es más sutil, sus personajes, aun cuando unos son "buenos" y otros "malos", no tienen los brutales defectos (incluso físicos) que tienen los de Dickens, es una lectura más, digamos, para adultos cultivados que saben leer entre líneas. 
 Lady Anna es una novela independiente, en el sentido de que no se engloba en las series que el autor creó en localizaciones concretas, como son las novelas de Palliser o las crónicas de Barsetshire. Se puede leer, pues, independientemente de cualquier orden de obras del inglés.
 El argumento de Lady Anna (de nuevo, menos importantes que los temas tratados o la calidad prosística) se ambienta en la Inglaterra de 1830, cuarenta años antes de que la escribiera el autor. Una joven de buena cuna, pero sin título nobiliario, casa con un conde vividor y mujeriego sin saber que éste ya estaba casado con una mujer italiana. Así, la inglesa no será sino su amante, y su hija, una bastarda. El conde muere, dejando todo manga por hombro, y la esposa ultrajada pone todo la maquinaria en marcha para que ella y su hija sean reconocidas legalmente como dignas herederas del título y de las riquezas correspondientes. En ese periodo de largos años de combates en los tribunales, la aspirante a condesa y su hija serán auxiliadas económicamente por un sastre y su hijo, Daniel, quienes se empobrecerán para sostener a las señoras. La hija, Anna, y el joven sastre, Daniel, establecerán una gran amistad que los llevará a prometerse en secreto como marido y mujer. Para complicar algo más la situación, aparecerá un sobrino del finado conde, de la familia Lovel, que tiene derecho a la jugosa herencia de su tío, pero como, por presión popular y de los abogados, parece que las dos mujeres tienen más probabilidad de conseguir el dinero, se plantea la posibilidad de que el joven conde case con la hija del otro conde, tío del anterior, es decir, que se casen esos dos primos entre sí. Así conseguirá él el dinero, y ella el ansiado título nobiliario. ¿Todos de acuerdo y contentos? Pues no. No, porque la joven, que ya todos llaman Lady Anna, mantiene esa promesa de matrimonio que  otorgó al joven Daniel, sastre, en su adolescencia. Y es ahí donde la crítica social de Trollope se hace más aguda, pues, viéndose cómo la joven acabará siendo condesa, la familia no acepta que se case con un simple artesano. Y en esa disputa discurre la mayor parte de la novela.
 Por supuesto, la novela se enreda más, pues las maquinaciones de la madre de Lady Anna, la condesa, para que su hija case con el joven conde y no con el sastre se hacen más incisivas cuando, finalmente, los tribunales les dan la razón y las convierten en nobles con todos los derechos (incluso la felicitación de la casa real británica). Tanto se liará todo, que la condesa llegará a enloquecer hasta el punto de disparar y herir levemente al sastrecillo de marras. Pero que nadie se asuste, la novela acaba con la boda entre Lady Anna y Daniel, el sastre, con la aquiescencia y beneplácito de toda la familia, excepto, claro está, de la madre, quien nunca perdonará a su hija el desaire de casarse con alguien de clase baja. 
 Y es precisamente la madre de Lady Anna el mejor personaje de la novela. Es algo que ya he constatado en las muchas novelas que he leído del inglés: tiene una especial capacidad de pergeñar personajes malvados, especialmente mujeres, que, con gran personalidad y retorcimiento de carácter, complican la vida a sus consanguíneos. Suelen ser mujeres de mediana edad que luchan contra viento y marea contra todo tipo de convenciones y acuerdos sociales, manteniendo sus criterios por encima de modas y tiempos. Acaban, eso sí, por degenerar en solitarias locas que no guardan más que rencor en sus corazones, siendo, por tanto, seres repulsivos. Pero, como quiera que esto es lectura y los personajes están en negro sobre blanco, por muy bien creados que estén por su autor, no alcanzan sus maldades al inerme lector, que disfruta enormemente leyendo el avance de su maldad y resentimiento contra todo y contra todos.